domingo, 13 de marzo de 2011

EL NORTE DE AFRICA Y GADAFI

Miguel Massanet 

     En Argentina tienen un dicho muy ocurrente: "El Diablo es mal marinero porque no sabe mirar al cielo", y mucho nos tememos que aquellos que ya dieron por hecha la revolución en los países del norte de África, que pensaron que, el levantamiento de los ciudadanos contra los dictadores de Egipto, Yemen, Omán, Argelia, Marruecos y Libia sería algo de sólo unos días y que, en poco tiempo, se iban a calmar los ánimos, los levantiscos se iban a poner de acuerdo entre ellos y aquí paz y allá gloria; ahora, ante los más recientes acontecimientos producido en aquellas naciones, habrán tenido que rectificar y, con seguridad, se sentirán preocupados ante la evidente inestabilidad política que está proliferando en aquellos países en que parece que, la revolución ciudadana tuvo éxito y huyeron los dictadores o pasaron a segundo término; para dejar paso a los que se levantaron para echarlos de sus poltronas. 
     Si, en Egipto, ya se han producido las primeras discrepancias de algunos extremistas, que quieren utilizar la revolución para sus fines particulares lo que no parece que el Ejército esté dispuesto a consentir ni dejar que la ocupación de las calles se siga prolongando en detrimento del orden y de la normalidad. Si el actual primer ministro señor Sharaf ha tenido que salir al paso de estas situaciones de desorden, dirigiéndose a los jóvenes, "a los jóvenes honestos no a los intrusos", que iniciaron la revolución contra Mubarak, para que "participen social y económicamente como lo hicieron en la política con anterioridad" en un claro llamamiento a la necesidad de olvidarse de las utopías y volver a la realidad, que se centra, obviamente, en intentar recuperar la normalidad en el país y esforzarse para poder iniciar una recuperación de la maltrecha economía y deficiente imagen turística de Egipto, como consecuencia de los recientes sucesos que han sido letales para este sector, tan importante, para la nación egipcia. Como era de esperar, las viejas rencillas entre musulmanes y cristianos coptos, se han reproducido y ya son 13 los muertos que estos enfrentamientos llevan contabilizados. 
     No olvidemos que Irán está empeñada en aprovechar estas revueltas para favorecer a sus amigos, los "hermanos musulmanes", con la intención de establecer su hegemonía en el golfo Pérsico y en el mundo musulmán. El propio Mubarak ha tenido que salir de su retiro para hacer una clara advertencia: "Nuestro mundo árabe se enfrenta a amenazas y riesgos por culpa de poderes regionales que adoptan un discurso islámico y además hay algunos estados árabes que los apoyan", amenazando "A éstos, quienes sean y donde estén, les decimos que nos tendrán enfrente si lo que quieren es violar nuestra soberanía y nuestro territorio". Y es que no queda clara la actitud de los musulmanes en esta revolución juvenil, que ha pretendido hacer tábula rasa de las antiguas instituciones lo que, sin duda, les brinda la oportunidad de aprovechar la extensión del Islam en Egipto (se calcula en un 80% de la población) aprovechar el momento propicio para implantar un régimen teocrático, similar al iraní.
     Sin embargo, donde se las prometían más felices la CE y los EE.UU. de América, vean por donde la criada les ha salido respondona y, cuando ya calculaban haber vencido al tirano Gadafi y su familia, hete aquí que, contrariamente a lo previsto en las cancillerías occidentales, la familia Gadafi ha iniciado la reconquista del territorio ante la oposición que, si bien es numerosa, animosa y esforzada, debemos reconocer que está mal pertrechada para oponerse a las modernas armas del dictador que, al menos en una etapa inicial, parece que está consiguiendo sus objetivos, de tal modo que las brigadas de voluntarios que se le oponen no han tenido más remedio que ir cediendo terreno. Si el señor Sarkozy no estuvo a la altura de las circunstancias al establecer relaciones con los opositores del régimen de Gadafi, lo que le ha sido reprochado por la UE, tampoco se puede decir que Europa se haya mostrado muy diligente en cuanto a posicionarse ante el conflicto libio, limitándose a tibias condenas y a esperar que la ONU se pronuncie al respecto. Vano intento, porque de todos es sabido que mover la inmensa burocracia de las Naciones Unidas y conseguir sincronizar las voluntades de los países que la forman, teniendo en cuenta que, los más poderosos, tienen derecho a veto, es posible que lo ejercitaran, como es el caso de Rusia, para impedir cualquier resolución que autorizara una intervención militar en aquel país.

Como se dice vulgarmente, resulta que a Occidente, a la UE y a los EE.UU., les están creciendo los enanos, complicándoles todavía más el decidirse a tomar una postura unánime respecto a la grave situación de Libia. Resulta que nuestro conocido Teodoro Obiang , de Guinea, ha conseguido poner a la Unión Africana a favor del señor Gadafi, lo que, evidentemente, le da una inflexión al conflicto que complica todavía más cualquier acción que se quisiera poner en práctica, para apoyar a la oposición revolucionaria a Gadafi. Es obvio que no se trata de proporcionarles armamento moderno y sofisticado a los que se enfrentan al dictador, ya que resulta evidente que, para aprender su manejo, tardarían mucho más tiempo del que disponen si, como parece, el ejército del gobierno va avanzando con una cierta rapidez. Así las cosas o se les envían mercenarios experimentados que puedan actuar camuflados entre los opositores a Gadafi o va a resultar poco probable que estas gentes, mal armadas y peor entrenadas, sean capaces de volver la tortilla a favor de los revolucionarios.
     Y, en todo este maremagnun, en el que se barajan, junto a los apuros económicos de la UE; las disidencias entre los socios pedigüeños y los países que deben aportar los euros para este famoso Fondo de Garantía, entre ellos una Alemania que está empezando a quejarse de la señora Merkel, por estimar que les hace apechugar con la peor parte en esto de ayudar al BCE para que siga comprando deuda basura a las PIIGS, entre las cuales, desgraciadamente, nos encontramos nosotros. No deberemos de perder de vista los problemas que, esta situación, nos reporta a los españoles, comenzando con los derivados del alza del precio del crudo, las medias absurdas del gobierno para simular que hace algo y el verdadero disloque por el que está pasando el PSOE, que se está moviendo entre una evidente locura legislativa, a cargo de la inmarcesible señora Pajín, que está empeñada en ponernos un bozal a todos los españoles con sus extravagantes ocurrencias; una absurda e inoportuna lucha sucesoria por ocupar la posible vacante del su jefe de filas, señor Rodríguez Zapatero y un desconcierto completo por parte de los ministerios económicos del Gobierno, que lo mismo nos ofrecen bombillas, que nos quieren obligar a circular en coches eléctricos que todavía no existen o que pretenden decirnos que la crisis ya se ha acabado y que España está yendo viento en popa.
     Resulta absurdo que, la señora Salgado, se enfurezca contra Mooby's por habernos rebajado la calificación de nuestra deuda, cuando es evidente que las comunidades autónomas, no han sabido controlar su déficit. Pero, es que no ha sido solamente Moody's la agencia que nos ha rebajado los ratings, porque hace unos pocos días fue Fitch la que lo hizo y, por mucho que se escriban cartas, que se empeñen en quitarles importancia a tales calificaciones y por ir por ahí diciendo que cumplimos con los deberes que se nos impusieron; los inversores, los que han de arriesgar sus dineros en España, no van a comprar deuda, como no sea a intereses astronómicos y con una garantía superior a los 230 puntos básicos sobre la deuda alemana.




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