El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas condenó el martes el uso de la violencia en Libia e hizo un llamamiento para que los responsables de los ataques contra civiles sean acusados. El máximo órgano de decisiones de la ONU está muy "preocupado por la situación en Libia y condena firmemente los actos de violencia allí ocurridos", dijo la presidenta de turno del Consejo, la embajadora de Brasil, Maria Luiza Ribeiro Viotti.
Los quince miembros del Consejo, que se reunieron este martes en dos ocasiones, adoptaron por unanimidad una condena de la represión en el país magrebí, al tiempo que instaron al Gobierno libio a poner fin inmediato a esos actos de violencia y a respetar los derechos humanos, así como la libertad de información y asociación.
"Es una condena extremadamente firme y en la que hablamos con una voz única", dijo al término de la reunión del Consejo el embajador británico, Mark Lyall Grant.
Por su parte, el representante permanente adjunto de Libia, Ibrahim Dabbashi, quien claramente se ha posicionado como opositor al Gobierno de Trípoli, señaló que la declaración del Consejo "no es lo suficientemente fuerte, aunque sí en un buen mensaje al régimen libio para que pare el derramamiento de sangre".
Informó que aparentemente "han comenzado los ataques (de las fuerzas del régimen contra la población) en el oeste del país" y que "algunas unidades militares" se han unido a los opositores.
"Espero que esa información que tengo no sea exacta, porque si lo fuera, el genocidio habría empezado en Libia", agregó Dabbashi.
El Consejo, según la declaración emitida, "condena la violencia y el uso de la fuerza contra los civiles, deplora la represión contra los manifestantes pacíficos y lamenta la muerte de cientos de civiles". En ese sentido, los quince subrayaron "la necesidad de que los responsables de los ataques a los civiles sean llevados ante la justicia", al tiempo que expresaron su preocupación por la seguridad de los extranjeros que aún están en Libia. Durante la reunión del máximo órgano de seguridad de la institución intervino el subsecretario de la ONU para Asuntos Políticos, Lynn Pascoe, quien fue crítico con el discurso de Gadafi de este día, en el que aseguró que "no dejará el poder" e hizo un llamamiento a sus partidarios para que salieran a la calle "a proteger la revolución".
Pascoe, quien consideró que "incitar a la población a ir contra sí misma, particularmente si son manifestantes pacíficos, es algo peligroso y malo", subrayó la preocupación de la ONU por "las amenazas de represalias en el discurso" del dictador libio. Respecto a la cifra de muertos que se habrían producido como consecuencia de la violenta represalia ejercida por Gadafi el lunes contra los manifestantes, Pascoe indicó que la ONU, por el momento, "no está en posición de confirmar el numero de víctimas porque no tenemos toda la información". "Lo que sabemos seguro es que se han visto muchos aviones sobrevolando el cielo, así como helicópteros, tanques y que se han producido disparos, además de que también hay francotiradores", agregó Pascoe, quien estimó que las víctimas podrían "ir de 200 a 800".
La violencia de la represión de Gadafi contra la población civil, que ha incluido el bombardeo y disparos desde helicópteros y aviones militares por parte de las fuerzas aéreas, ha ocasionado al menos 400 muertos, según diversas organizaciones humanitarias, y ha causado la indignación y condena de la comunidad internacional.
El régimen libio por primera vez reconoció este martes que en los enfrentamientos de los últimos días hubo 300 muertos, de los que 242 son civiles y 58 militares, y que las víctimas se han contabilizado en Bengasi, la segunda ciudad el país, en Al Baida y Derna.
Las protestas en contra del dictador libio, reclamando su salida del poder, así como reformas democráticas y mejoras sociales comenzaron en Libia el pasado 17 de febrero, al igual que antes ocurrió en Túnez y Egipto, así como al tiempo que otras en Irán, Yemén, Argelia, Marruecos y Baréin, entre otros países árabes.Durante un discurso a sus seguidores, transmitido por la televisión estatal de Libia, Gadafi aseguró que tiene 'controlada' la situación en Libia, que no dejará Libia y que morirá como un mártir.
Agregó que quienes protestan "Están al servicio del demonio y buscan humillarlos a ustedes (sus seguidores)".
El líder libio, en el poder hace 42 años, señaló que "no es presidente de un país, sino el líder de la revolución", que quienes protestan son "personas jóvenes que están bajo los efectos de la droga" y subrayó que "no nos dejaremos doblegar por los superpoderes globales". Tras incitar a sus seguidores "luchar en las calles de Libia" hasta que el alma de ese país "sea liberada", dijo que pueden hacer uso de la fuerza de acuerdo a las leyes internacionales y la constitución de ese país.
También ordenó a sus fuerzas de seguridad aplastar las protestas que desde hace una semana exigen su salida del poder, purgando "casa por casa". Y advirtió que si no actúan, Libia podría terminar siendo dominado por Estados Unidos. "Quieren crear un nuevo Afganistán", señaló.
Inglaterra se moviliza
Al mismo tiempo que hablaba Gadafi, el canciller británico, William Hague, anunció la movilización de barcos de la armada inglesa hacia aguas internacionales cercanas a Libia para 'proteger', en caso de ser necesario, a los ciudadanos ingleses que serán evacuados en un avión enviado para tal fin. Hague reclamó garantías no sólo para los ciudadanos británicos que quieran salir de Libia, sino para todos los foráneos que viven en ese país.
ONU pide investigación
La declaración de Gadafi se conoce luego de que la ONU pidiera investigación por violenta represión de protestas en Libia. Naciones Unidas reclamó al Gobierno que detenga las graves violaciones de los derechos de sus ciudadanos. "La insensibilidad con la que las autoridades libias y sus empleados armados están disparando ráfagas de proyectiles contra manifestantes pacíficos es inconcebible", declaró la alta comisionada para los Derechos Humanos, Navi Pillay. Sostuvo que las informaciones del uso de armamento pesado, de francotiradores y de aviones militares contra la población civil "son denuncias extremadamente graves de actos cometidos en un descarado desafío a la ley internacional".
Para la alta comisionada los ataques sistemáticos y generalizados contra la población civil pueden considerarse como crímenes contra la humanidad. En su declaración, la alta comisionada pidió también que la comunidad internacional condene unánimemente "tales actos y se comprometa de manera inequívoca a garantizar que se hará justicia a las miles de víctimas de esta represión". Para ello ofreció el apoyo y la asistencia técnica de los expertos de su oficina. Recordó que el pueblo libio "ha sido, por largo tiempo, víctima de graves excesos" por parte del régimen de Muammar Gadafi.
"Los libios están cansados de la corrupción, de que sus fuentes de riqueza sólo beneficien a unos pocos, del desempleo y de que sus derechos sean ignorados", dijo.
Destruido el aeropuerto de Bengasi por bombardeos
La terminal aérea era uno de los bastiones de la oposición, atacada por bombardeos de la aviación
El aeropuerto de Bengasi quedó completamente destruido e inutilizable después de que fuera atacado por aviones cazas y helicópteros leales al líder libio Muammar Gadafi.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Libia confirmó que la terminal aérea no está operando.
El régimen libio del coronel Muammar Gadafi, en el poder desde hace 42 años, lanzó ayer una feroz represión para tratar de sofocar una rebelión que tomó el control de varias ciudades y provocó la deserción de numerosos jerarcas.
La cadena de televisión Al Jazeera asegura que al menos 250 personas murieron por los disparos desde los aviones del Ejército del Aire libio contra los manifestantes que piden la caída del régimen de Gadafi.
La cadena por satélite precisó que los ataques fueron efectuados en varios barrios de la capital libia, lo que fue desmentido por Saif el Islam, hijo del líder libio, que afirmó que lo que se bombardeó fueron depósitos de armas situados lejos de las zonas urbanas.
La televisión estatal, por su parte, informó de un operativo de las fuerzas de seguridad "contra saboteadores y quienes siembran el terror", en el que "personas murieron". Residentes de Trípoli denunciaron una "masacre" en los barrios de Tayura y Fashlum.
El hijo de Gadafi había emplazado horas antes a los libios a deponer la rebelión. "Me dirijo a ustedes por última vez antes de recurrir a las armas", dijo el hombre que se ha convertido en una especie de portavoz del Gobierno, antes de advertir que Libia no es "Túnez ni Egipto", en referencia a los levantamientos que en esos dos países provocaron la caída de otros longevos regímenes. El ministro británico de Exteriores, William Hague, dijo que el coronel libio podría haber huido a Venezuela, pero autoridades de Caracas lo desmintieron terminantemente. El viceministro libio de Exteriores, Jaled Kaim, afirmó anoche que Gadafi sigue en Libia. La televisión estatal mostró cerca de 30 segundos de imágenes de Gadafi, que afirmó que está en Trípoli "y no en Venezuela, contrariamente a lo que afirman las emisoras de los perros".
La situación en la noche del lunes en Trípoli era de máxima tensión con cadáveres tirados en las calles y continuos disparos que se oían en varios barrios de la ciudad, entre ellos de proyectiles de artillería pesada. Al mismo tiempo, la mayoría de los imanes de las mezquitas de Libia rechazaron un discurso que les había preparado Gadafi y han llamado a la población a salir a las calles para luchar contra el régimen. Poco después, un muy influyente teólogo qatarí de origen egipcio, el jeque Yusef al Qardaui, de 85 años, emitió una fatua en Al Jazeera llamando al Ejército libio a asesinar a Gadafi: "Si alguno del ejército puede disparar una bala contra Gadafi para que Libia se libre de él, que lo haga", dijo.
El cálculo de los muertos desde el inicio de la rebelión, el 15 de febrero, hasta primeras horas de ayer era de 230, según Human Rights Watch, y de 300 a 400, según la Federación Internacional de Derechos Humanos. Pero cualquiera que sea el balance, éste tuvo un incremento significativo tras los bombardeos e incidentes del lunes.
Condena mundial por represión y exceso de la fuerza. La secretaria de Estado de EE. UU., Hillary Clinton, exhortó al Gobierno a parar "el inaceptable derramamiento de sangre".
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, instó a Gadafi a "cesar inmediatamente" la violencia, mientras Silvio Berlusconi, jefe del Gobierno de Italia -ex potencia colonial en Libia- condenó el uso "inaceptable de la violencia contra la población civil". La rebelión provocó disensos en la cúpula: el ministro de Justicia, Mustafá Abdel Yalil, renunció para protestar contra "el uso excesivo de la fuerza". Ya lo habían hecho el domingo tres diplomáticos en el exterior. Dos coroneles, abordo de sendos aviones de combate Mirage, llegaron a Malta. Uno de ellos pidió asilo y explicó que huyó para no cumplir la orden de bombardear a la población.
Francisco J. Albornoz G. 19777392
Electronica del Estado Sólido.